COACHING Y PSICOLOGÍA. EN BUSCA DE UNA DEFINICIÓN ACLARADORA.

Hace unas semanas una amiga y lectora del blog, nos sugirió que escribiéramos un artículo sobre un tema que, según nos dice, no termina de tener claro: qué es el coaching y si tiene o no algo que ver con la psicología. Desde hace ya años el coaching ha pasado a ser un término que escuchamos a menudo en nuestras vidas. Vamos a intentar explicar en éste artículo qué es, para qué sirve y qué cosas comparte con la psicología y la psicoterapia.

¿Qué es el coaching?

Podríamos definir el coaching como una metodología de aprendizaje interpersonal desde el asesoramiento, donde se relacionan una persona que tiene el rol de coach (podríamos traducirlo como “entrenador”) y una persona que asume el rol de coachee (“aprendiz”).

¿De dónde viene este término?         

La palabra coach viene del inglés y significa “carroza”. Entendiendo que el coach es el “vehículo” que te transporta desde donde estás hacia donde quieres ir, acompañándote en el viaje. Al principio el término estaba estrechamente vinculado al mundo del deporte (de ahí que se empiece a traducir como “entrenador”) y al mundo de la empresa, pero en los últimos años se ha ido extendiendo y ampliando su campo de acción a la educación y el desarrollo personal entre otros.

¿En qué consiste?       

• Es una disciplina técnica que se basa en una metodología estratégica.
• Análisis enfocado en el presente y el futuro.
• Es un proceso en el que coach acompaña al coachee a descubrir, aclarar y definir qué es lo que quiere conseguir.
• Pretende estimular el autodescubrimiento del coachee.
• El proceso de coaching posibilita encontrar soluciones y estrategias generadas por el propio cliente.
• Se considera que el coachee tiene el potencial y las habilidades necesarias para dar lugar a la acción que lleve a la consecución de las metas que persigue, haciendo el coach de acompañante y facilitador.
• Se centra en desarrollar las fortalezas y capacidades que posee el coachee.
• Las sesiones suelen ser limitadas en el tiempo. No suelen ser procesos largos.

¿Existen distintos tipos de coaching?

Sí, aunque en los comienzos estaba más ligado al mundo del deporte y de las organizaciones, hoy en día el campo de aplicación ha sido ampliado. Así existen una multitud de especialidades: ejecutivo, de liderazgo, de sombra, de equipos, life coaching (más centrado en el desarrollo personal), etc…

¿Está relacionado con la psicología?

Sobre este punto ha habido mucho debate. Algunos apuestan por hacer una diferenciación clara de la psicología y otros mantienen que no deja de ser una herramienta creada a partir de supuestos y metodología ya utilizada por la psicología desde hace mucho tiempo.

Para ser coach hay que realizar la formación en alguna de las escuelas habilitadas para impartir dicha especialidad.  Pero no es requisito de acceso a la misma el tener la licenciatura en psicología. Aquí podríamos establecer un punto de partida para resolver esta pregunta: ser coach no implica ser psicólogo.

Pero aunque sea una disciplina diferente, comparte muchos aspectos con la psicología:

• Tener como objetivo mejorar la calidad de vida de la persona que demanda el servicio.
• Considerar que el profesional es un apoyo en el proceso de cambio y consecución de los objetivos, viendo al cliente como poseedor de las cualidades necesarias para realizar los cambios requeridos.
• No juzgar ni dar consejos sino facilitar al demandante por medio de preguntas y diversas técnicas para que sea él o ella los que den sus propias respuestas.

¿Qué otros aspectos aporta la psicología y la psicoterapia?

La psicología puede trabajar los objetivos y metas que se persiguen en el coaching, pudiendo enriquecer el proceso con otros aspectos.

La psicología estudia y trabaja el pensamiento, las emociones y el comportamiento de personas sanas y de personas con patología. Abarca tanto la parte saludable del ser humano, pudiendo realizar terapias más orientadas al desarrollo personal, como la parte “enferma”, haciendo que la terapia se dirija primero a sanar para después posibilitar el crecimiento personal. El coaching sin embargo, es adecuado para sujetos sanos, entendiendo que si existe algún tipo de patología se debería derivar a un psicólogo.

Es muy importante trabajar las fortalezas que posee una persona para que pueda desarrollar su potencial y por tanto estar de un modo más eficaz en el mundo, pero también es importante trabajar sobre las debilidades. Los procesos psicoterapeúticos comprenden ambos aspectos: fortalezas y debilidades.

La psicología utiliza el material que nos trae la persona de su vida actual (presente) y los relatos biográficos (pasado) para ser conscientes de nuestras vivencias, poder integrarlas y a partir de ahí, trabajar para conseguir una nueva forma de estar en el mundo más saludable, congruente y positiva (futuro).

Al tratarse de una ciencia (de la salud, social, humana…esto es otro tema de debate…), la psicología aporta un cuerpo teórico muy potente y rico ya que se nutre de muchas corrientes de pensamiento. Esta base teórica es de gran ayuda a la hora de entender al ser humano. Así mismo la psicología tiene un repertorio muy amplio de herramientas y técnicas que posibilitan adecuar la intervención a la persona que hace la demanda y al momento vital que ésta atraviesa.

Nosotras pensamos que ambas opciones pueden ser válidas y positivas, siempre teniendo en cuenta qué te puede aportar cada una de ellas, y sobre todo, asegurándonos que el profesional es, o bien un buen coach, o bien un buen terapeuta.

PYS PSICOLOGÍA

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“SE SIGUE HACIENDO PIS EN LA CAMA”, ¿TIENE MI HIJO ENURESIS?

La enuresis, es un término que hace referencia a lo que comúnmente conocemos por hacerse pis en la cama. Algo que nos ha ocurrido a todos hasta alcanzar la madurez necesaria para tener control voluntario sobre ello. Esta madurez a la que nos referimos es sobre todo, la maduración nerviosa. Por eso, esto  no puede verse como un “problema” hasta pasados los 4 años de edad.

¿Le ocurre esto a mi hijo? La enuresis consiste en escapes involuntarios de la orina, por el día o por la noche. Para poder hablar de enuresis, debemos saber:

• La frecuencia en la que ocurre este escape: la incontinencia debe ocurrir al menos dos veces a la semana durante un mínimo de tres meses consecutivos.
• Nuestro hijo/a, tiene 4 años o más. Edad, que como dijimos anteriormente, el niño debería haber adquirido la continencia urinaria.

Existe niños que pasada esa edad no han logrado nunca el control del pis por la noche, en ese caso estaríamos hablando de una enuresis primaria. En caso de que si haya logrado este control, durante al menos seis meses,  y lo haya perdido, hablaríamos de una enuresis secundaria.

 

¿Por qué le pasa? Lo primero que queremos decir, es que no debemos sentir vergüenza como padres porque le esté ocurriendo esto a nuestro hijo/a. Este problema es más común de lo que creemos, en torno a un 15% de los niños de cinco años, continúan haciéndose pis en la cama. ¿Qué puede estar causando este problema?

• Causas orgánicas: si estás leyendo esto y crees que tu hijo/a podría tener enuresis, lo primero que debemos hacer es acudir al pediatra, ya que es importante descartar que detrás de que se haga pis en la cama, no exista una causa orgánica como: afecciones urológicas, irritaciones, algún proceso infeccioso como la cistitis, capacidad funcional de la vejiga disminuida, trastornos neuromusculares que afectan al sistema genitourinario, en la médula espinal o en los centros del cerebro.

• Una vez que se ha descartado una posible causa orgánica, sería de ayuda acudir a un psicólogo infantil, el cual evaluará el problema para establecer posibles causas psicológicas asociadas a este: falta de aprendizaje del niño porque no se le ha enseñado correctamente; insensibilización de la piel a la humedad, favorecida o provocada por usar pañales hasta edades avanzadas, interés del niño por conseguir una reacción de sus padres, porque obtiene algo, que habitualmente es su atención. O problemas emocionales, como cambio de colegio, de casa, la separación de los padres o el nacimiento de un hermano pequeño…

¿Qué podemos hacer los padres? Como hemos mencionado anteriormente, lo primero es no sentirse avergonzados por este hecho y ayudar al niño a encontrar una solución a este problema acudiendo al pediatra o al psicólogo. Esto es importante ya que algunos padres, a veces por no darle mucha importancia (les ocurrió a ellos lo mismo) y otras, por darle excesiva importancia y por lo tanto sentirse responsables y avergonzados, no acuden al especialista hasta que el niño lleva tiempo sintiéndose mal por este hecho. Estos problemas suelen  aparecer  cuando el niño comienza a relacionarse socialmente y comienza a sentir vergüenza por seguir haciéndose pis cuando sus amigos ya han adquirido el control sobre ello. Es entonces cuando algunos niños, comienzan a evitar situaciones que en otros casos les encantarían, como ir a dormir a casa de un amiguito. O en el peor de los casos, que algunos niños se metan con él por este motivo.  Con lo que el retrasar demasiado la ayuda de un profesional, puede conllevar un problema asociado más, como es la baja autoestima.

Por otro lado, también es importante tener en cuenta que a menudo, cuando nuestro hijo se hace pis en la cama, muchos padres acuden rápido para ponerle sábanas limpias y cambiarle la ropa y así, evitar que se enfríe, se despierte, esté cansado al día siguiente, o despierte al resto de sus hermanos. En este caso, se recomienda que no se siga haciendo esto, sino que sea el niño el que tenga que levantarse, cambiarse el pijama y poner sábanas limpias (según la edad del niño podemos acompañarle y echarle una mano). Ya que así, ayudaremos al niño a sentir la necesidad de “aprender” a controlar la orina, comprender que el hecho de ensuciarse no va a atraer la atención de sus padres como esperaba…

Y aquí entra otra práctica muy habitual, los pañales por la noche. Con este método, volvemos a intentar proteger a nuestro hijo tanto de que se enfríe, como de las consecuencias incomodas que conlleva mojar la cama. Pero también estamos potenciando la insensibilidad de la piel del niño y, en cierto modo, le estamos “dando permiso” para continuar haciéndose pis y que no tenga que esforzarse en aprender a reconocer la incomodidad de las primeras gotas y por lo tanto despertarse.

Y sobre todo y más importante, evitar enfadarnos con ellos o ridiculizar y castigar a un niño por este hecho, ya que esto en muchos casos, en vez de hacerle reaccionar, le puede provocar importantes problemas emocionales, como sentimientos de culpa o ansiedad. Lo que provocaría que el problema se agravase.

La enuresis, a veces puede ir acompañada de encopresis; incapacidad para controlar de forma voluntaria la emisión de las heces. Tema que trataremos más adelante en otro post.

Desde aquí queremos animaros a que si tenéis dudas y pensáis que esto es lo que le está ocurriendo a vuestro hijo, no dudéis más y consultad a un especialista (pediatra o psicólogo infantil), ya que si existe un problema que tiene solución, ¿para qué prolongarlo en el tiempo?.

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EL MIEDO A VOLAR SOBRA EN MI MALETA

En vacaciones son muchas las personas que nos comentan su miedo a volar. Este miedo, la Aerofobia, es más habitual de lo que pensamos. Las estadísticas revelan que un 17% de los españoles presenta esta fobia.

Hace años no éramos conscientes del miedo que provoca volar a muchas personas. No era tan habitual usar el avión. Pero actualmente sale a la luz con facilidad ya que el avión se ha convertido en uno de los principales medios de transporte. Las compañías aéreas han abaratado el coste de los vuelos, han surgido empresas “low cost”, el viajar y conocer mundo está de moda, muchos tenemos familiares que se han ido a vivir a otros países, en los trabajos está totalmente normalizado tener disponibilidad para viajar al extranjero de vez en cuando, etc. Y casi siempre, el avión, es el transporte elegido. Muchos nos sentimos asustados al pensar en estos viajes, o bien conocemos a alguien al que le asustan.

¿Cómo reconocer los síntomas de la Aerofobia?

– Intranquilidad a la hora de planificar un viaje en el que el medio de transporte sea el avión
– Preferir viajar horas y horas en otro medio de transporte antes que coger un vuelo
– Posponer o cancelar viajes para evitar montarse en avión
– Ansiedad los días previos a la fecha del vuelo
– Problemas para conciliar el sueño cuando planeamos o tenemos fechada una salida en avión
– Sudoración, palpitaciones y/o sensación de ahogo conforme nos vamos aproximando al aeropuerto, el check-in, pasar el control de acceso, el túnel de embarque, y/o cuando ya estamos sentados dentro del avión
– Dolor de estómago o sensación de estómago revuelto
– Necesidad de tomar algo de alcohol y/o medicación antes de subir al avión
– Miedo a un posible ataque de ansiedad, a perder el control de nosotros mismos
– Miedo a volverse loco dentro del avión y/o morir
– Miedo a querer salir durante el vuelo y la sensación de no poder escapar
– Estar alerta durante el vuelo a cualquier signo de que algo no va bien, pensar que algo malo va a pasar

Si te sientes reflejado y presentas varios de estos síntomas cuando vas a viajar en avión, probablemente sufras de Aerofobia.

El miedo es una emoción útil para el ser humano ya que nos avisa de los potenciales peligros y nos mantiene alertas para estar preparados en el caso de que sea necesaria la huída. El problema se nos presenta cuando ese miedo aparece ante estímulos que objetivamente no son peligrosos y nos activa para una posible situación de ataque y/o huída que es realmente difícil que se nos presente. En el caso de la fobia de la que hablamos, podríamos decir que nuestra mente interpreta el avión como un lugar potencialmente peligroso y, por tanto, nos obliga a mantenernos alertas indefinidamente esperando que esa situación temida se presente. Como la situación temida es muy poco probable que ocurra, nos exponemos a un estado de ansiedad mantenido en el tiempo, que no bajará hasta que consigamos huir del avión.

Las personas que presentan Aerofobia suelen expresar que temen que el avión se caiga en mitad del vuelo, que el motor se pare, que las puertas del avión no se hayan cerrado bien y sea imposible respirar cuando se alcance determinada altura, que el piloto pueda dormirse o incluso pilotar en estado ebrio, que las turbulencias destrocen el avión, etc. Estos pensamientos son irracionales ya que no se apoyan en datos reales del mundo de la aviación. Los aviones, por ejemplo, cuentan con dos motores, teniendo uno por si acaso hubiera algún incidente con el otro. Otro pensamiento común, la capacidad de las turbulencias de destruir el avión, también es infundado ya que los aviones están construidos para poder soportar el enviste de un huracán. Por ello, se dice que el avión es uno de los transportes más seguros.

Para conseguir volar con calma necesitamos principalmente tres cosas: tener ganas de enfrentarnos a nuestro miedo (motivación para el cambio), tener información acerca del mundo de la aviación (para poder “discutir” con nuestros pensamientos irracionales), y tener herramientas para gestionar nuestras emociones y saber manejarnos con la ansiedad y el miedo (técnica para mantenernos en calma y afrontar el vuelo).

Mientras tanto podemos dar algunos pequeños consejos que pueden ayudarnos a montar en el avión de una forma algo más llevadera:

– Intentar ir al vuelo descansado. La estrategia de algunas personas de no dormir la noche de antes para así tratar de dormir en el avión, no suele dar buenos resultados.
– Hacer una comida ligera antes del vuelo. No es bueno ir en ayunas ni tampoco con el estómago muy pesado.
– No beber bebidas alcohólicas (antes ni durante el vuelo).
– Comer alimentos ricos en triptófano (el pollo, la pasta y el arroz integral, el pescado, los huevos, el plátano, los lácteos y las nueces) los días previos al vuelo ya que nos ayudan a calmar la ansiedad debido a que colaboran con nuestro cerebro a la hora de producir serotonina.
– Ir con ropa cómoda.
– Llevar entretenimientos para el vuelo. Pensar en cosas que nos ayuden a fijar la atención en algo que no sea la ansiedad (una guía de viajes del lugar que vamos a visitar y un cuaderno para poder ir apuntando los posibles recorridos, unos sudokus, música que nos guste y nos relaje o que tengamos relacionada con situaciones alegres y agradables)
– Intentar no sentarnos en la ventanilla. Cuando tenemos miedo, el mirar por la ventanilla se puede convertir en una forma de buscar imperfecciones en el ala que puedan provocar un accidente, fallos en los motores, humo que no sabemos por qué expulsa el avión en un momento determinado…Y las personas que tienen miedo a volar lo van a interpretar como una situación de riesgo para la seguridad del vuelo.
– Dos técnicas sencillas pero eficaces a la hora de controlar nuestra ansiedad: Una sería contraer por unos segundos todos los músculos de nuestro cuerpo, y después, soltarlos de repente para notar una sensación de alivio y descarga. Otra, realizar respiraciones profundas, cogiendo despacio aire por la nariz, de manera que notemos cómo se hincha nuestro estómago, y lo soltemos lentamente por la boca. Sería suficiente con hacer 5 respiraciones profundas de vez en cuando.
– Reconstruir el día del vuelo mentalmente. Consiste en imaginarnos a nosotros mismos tranquilos, preparando la maleta, yendo al aeropuerto, pasando los controles, entrando al avión y durante el vuelo. No pensar en ello, como es habitual en muchas personas que tienen aerofobia, no ayuda a reducir la ansiedad.

Si sufres Aerofobia o conoces a alguien que la sufre, es recomendable tratarla cuanto antes para que la fobia no se afiance ni se generalice a otros ámbitos o situaciones de tu vida.
Como hemos comentado más arriba, necesitamos motivación, información y herramientas para superar la Aerofobia. Existen cursos de empresas especializadas, que suelen durar dos días, que nos pueden ayudar a manejar nuestro miedo a volar. Nosotras consideramos que hacer psicoterapia individual con un psicólogo/a es una opción más completa. En ella se van a trabajar los 3 puntos ya citados, y además, trabajar cuándo ha surgido nuestro miedo, para qué ha venido, aprender a delegar en otros y vencer el miedo a perder el control de la situación, así como otros temas comunes a las personas con miedo a volar y específicos de la persona que viene a terapia para superar esta fobia.

Desde aquí te animamos a dejar atrás a ese compañero de viaje tan desagradable, el miedo, y a no invitarle más a volar contigo.

PYS PSICOLOGÍA
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“LA OTRA CARTA». REFLEXIONES DE DOS PSICÓLOGAS.

El anuncio  “la otra carta”, de la conocida marca Ikea, está dando mucho que hablar estos días. Nosotras no queremos dejarlo pasar. Está comprobado que los anuncios que intentan conectar con nuestro lado emocional, son los que más se recuerdan y comentan. En esta campaña, pretenden hacernos llegar un mensaje con el que es fácil que nos identifiquemos: la dificultad que tenemos, por el ritmo de vida actual, de pasar todo el tiempo que queremos con nuestros hijos y la importancia que esto tiene para ellos. También nos recuerdan cómo intentamos cubrir esta necesidad con otras cosas más materiales. Este es un tema que nosotras como psicólogas, en nuestra consulta, vemos constantemente.

¿Por qué nos empeñamos en NO regalar a los niños lo que quieren por Navidad? Bajo esta pregunta se esconde una realidad que no solo ocurre en estas fechas. ¿Realmente escuchamos los deseos/necesidades de nuestros hijos?  En  nuestro día a día, nos encontramos con muchos ejemplos de este tipo: el niño que quiere ir a baloncesto y los padres deciden apuntarlo a fútbol. Los dos son deportes, son en equipo…¿Estamos intentando responder a la necesidad del niño o a la nuestra?. O el niño que pide a los Reyes el juego de hacer cerámica y le regalamos uno de la misma colección pero de magia. Los dos son juegos educativos, fomentan la creatividad… pero, ¿por qué lo hacemos?.

¿Qué tenemos que tener en cuenta a la hora de regalar a un niño? Sobre todo “escuchar su deseo. Y después:

• La edad del niño. Así nos aseguramos que sea acorde a su desarrollo evolutivo y por lo tanto pueda disfrutarlo.
• En función de la edad, también debemos asegurarnos que el material sea seguro (tamaño, piezas que se desprenden…)
• Juguetes que promuevan la igualdad de género. No pasa nada por regalarle una muñeca a un niño si éste ha sido su deseo. (Adjuntamos link sobre un artículo reciente acerca de una empresa de juguetes que ha tenido esto en cuenta a la hora de crear su catálogo). http://verne.elpais.com/verne/2014/12/05/articulo/1417797173_124671.html
• Que promuevan una imagen saludable y realista. Por ejemplo, hay muñecas que muestran un modelo femenino que roza la enfermedad.
• Evitar juguetes que promuevan la violencia. Hay videojuegos donde se puntúa comportamientos agresivos, violentos…
• Tener en cuenta la personalidad o necesidades del niño. Si estamos ante un niño que sólo sabe distraerse con la compañía de otros, sería recomendable buscar un juego que promueva su independencia. Y viceversa.
• Tener en cuenta que ningún juego en sí mismo es negativo para la educación y desarrollo de nuestros hijos, dependiendo del uso que se haga de él, de cómo se le presente, de la supervisión que se haga de éste… Algunos padres directamente se niegan a regalar videojuegos, y sin embargo, hoy en día existen muchos que pueden ser una herramienta divertida y a la vez educativa para los niños.

“Queridos Reyes Magos: este año me he portado muy bien y por eso quiero…”. Esto nos lleva a hacernos una serie de preguntas: ¿Qué es portarse bien?, ¿Qué hacemos si creemos que no se ha portado bien?, ¿Lo tenemos en cuenta?, ¿Le dejamos sin regalo, o lo pasamos por alto?. En nuestra opinión, los regalos asociados a determinados comportamientos o resultados académicos tienen hueco a lo largo de todo el año. Sin embargo, en estas fechas, por el simple hecho de ser niños , tienen derecho a soñar, creer en un mundo mágico y vivir con ilusión.

“Quiero esto, esto, esto, esto, esto, esto…”.  Situación muy típica en muchos de los niños. ¿Hay que hacerles caso? En este post, estamos haciendo hincapié en lo importante que es tener en cuenta los deseos y necesidades de los niños, pero también nos gustaría dejar claro que como todo, tiene un límite. Tienen que aprender que no pueden tenerlo todo, es importante que aprendan a frustrarse. La no tolerancia a la frustración es la causa de muchos de los problemas que habitualmente vemos en consulta tanto en niños como en adultos. También creemos importante  enseñarles a nuestros hijos a elegir; tener un criterio y establecer prioridades; disfrutar de lo que tienen y no llorar por lo que no tienen; practicar un consumo responsable…

Algo que nos ha llamado la atención en el anuncio es que sólo se oye la voz de las madres. Éstas tienen un papel activo mientras que los padres se quedan en un segundo plano. Sobre éste tema, que nos parece muy interesante, dedicaremos un post más adelante.

“Si lo pide es porque lo necesita”. Todos los niños del anuncio piden a sus padres tiempo. Puede que algunos niños no pasen tiempo con sus padres; otros aunque lo pasen, lo piden simplemente porque les gustan y quieren seguir disfrutando de ello. En nuestra experiencia profesional, vemos que algunos padres no entienden que sus hijos pidan esto porque, en su opinión, ya lo tienen. Pero el niño nos puede estar hablando de un deseo, de algo que le gusta y pretende que se repita, o expresan las ganas de que ese tiempo sea de calidad y no tanto una cantidad.

Éste anuncio nos puede ayudar a darnos cuenta que igual que no dejamos pasar la carta a los Reyes Magos, tampoco debemos dejar pasar el preguntarles a nuestros hijos qué es lo que necesitan o quieren de nosotros en su día a día.

Y nosotras tampoco queremos despedirnos sin desearos unas ¡Felices Fiestas a todos y todas!

PYS PSICOLOGÍA.

pyspsicologia@yahoo.es

IR AL PSICÓLOGO, ¿POR DÓNDE EMPIEZO?, ¿CÓMO LO ELIJO?

Buenas preguntas. Cuando llega el momento de plantearse buscar un psicólogo, no suele ser fácil, normalmente es un camino relativamente largo, con dudas… En este momento nos surgen muchas preguntas y, habitualmente, no sabemos dónde buscar o cómo elegir un “buen” psicólogo.

Si alguno estáis en ese momento, os dejamos aquí algunas cuestiones a tener en cuenta en ésta decisión.

1. ¿Es psicólogo? El profesional al que vamos a acudir debe estar en posesión del título de Licenciado en Psicología. Esto parece muy obvio, pero no lo es tanto. No todos los psicólogos tenemos en nuestro despacho colgado el título que lo acredita. Y hay otros profesionales que, por haber hecho algún postgrado en algún tipo de terapia, se denominan “terapeutas” sin ser psicólogos. Entonces, ¿cómo sabemos si es psicólogo?. Sigamos leyendo.

2. Colegiación. Todo psicólogo que ejerza como tal debe estar colegiado en el colegio profesional de psicólogos de su zona. Esto significa que debe tener un número de colegiado. Para saber si es así, tenemos a nuestra disposición el teléfono del Colegio Oficial de Psicólogos dónde se puede consultar si el psicólogo que estamos eligiendo reúne éste requisito. Y ahora sí, sabríamos que este profesional es psicólogo y no otra cosa.

3. ¿Puede ejercer en una consulta? ¿El Centro es un Centro Sanitario? Actualmente, en España, para poder ejercer como psicólogo en una consulta, además de ser Licenciado en Psicología, es necesario tener el título de Psicólogo General Sanitario y estar debidamente inscrito en el Registro de Profesionales Sanitarios. Que un psicólogo cumpla con éste requisito, le posibilita para atender en un centro de psicología, pero también nos garantiza que tiene formación de postgrado y experiencia suficiente para dominar el ámbito de la psicología clínica. También es importante que el centro de psicología al que vamos a acudir sea un centro reconocido como Centro Sanitario, garantizando así que cumple con la normativa al respecto.

4. Otra garantía, es que el psicólogo tenga un Seguro de Responsabilidad Civil, algo recomendable en toda persona que trabaje en el mundo de la salud.

5. Formación de Postgrado. A veces acudimos al psicólogo con una demanda concreta (pareja, adicciones, violencia, familia, niños/as…). Si es así nos puede venir bien conocer si el psicólogo está especializado en nuestro motivo de consulta.

6. ¿Dónde podemos buscarlo? Los dos métodos “más seguros” son: “el boca a boca” y el Colegio Oficial de Psicólogos de tu ciudad. Acudir a un psicólogo del que ya tenemos referencias, y más si es de una persona de confianza, eso sí, siempre teniendo en cuenta que cumpla también los criterios anteriores, ya nos garantiza una “buena elección”. La otra opción es buscar en la web del Colegio un profesional en la zona que mejor nos venga, o bien llamarles y pedirles que nos faciliten un listado de profesionales. http://www.copmadrid.org

7. Precios orientativos. Actualmente no existe un precio mínimo ni máximo fijado para las consultas psicológicas. Es decir, cada profesional es libre de cobrar lo que considere adecuado. Hay que tener en cuenta que dependiendo del tipo de terapia: de pareja, familia, individual, en grupo…el precio habitualmente varía. Los precios más comunes hoy día para una sesión individual rondan entre 50 y 80 euros. Aunque siempre nos podemos encontrar con precios por encima o por debajo. Muchas veces elegimos el profesional buscando que sea de los más caros, pensando que así garantizamos que sea un buen psicólogo. Pero el precio no determina la calidad de la terapia. Como recomendación: Los extremos nunca fueron buenos.

8. Diferentes orientaciones. Dentro de la psicología existen diferentes orientaciones: cognitivo-conductual, sistémica, humanista, psicodinámica…Todas las orientaciones son validas. Estudios hay miles acerca de la eficacia y adecuación de las distintas orientaciones según el problema. Pero en lo único en lo que la mayoría de los profesionales están de acuerdo (sean de la orientación que sean), es que lo más importante no es la teoría/técnica que se utilice, sino el establecimiento de un “buen vínculo terapéutico”.

9. En la primera sesión. El psicólogo te deberá informar acerca de: la frecuencia de las sesiones, la duración de las mismas, su manera de trabajar, precio de las sesiones…

10. Después de todo esto y por nuestra experiencia, tanto personal como profesional, lo más importante es que te encuentres a gusto con el profesional que decidas que te acompañe en tu proceso terapéutico.

Si necesitáis alguna aclaración más, no dudéis en preguntarnos.

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¿ESTÁ PRESENTE LA PSICOLOGÍA EN NUESTRO DÍA A DÍA?

En muchos de nuestros cafés éste es un tema que surge habitualmente: cómo vemos nosotras la evolución del papel de la psicología en nuestra vida cotidiana. Hace más o menos 20 años era raro escuchar términos psicológicos en las conversaciones y más raro aún que una persona reconociera que está en terapia. El psicólogo parecía cosa de las películas de Hollywood y sólo para personas del mundo del espectáculo o para personas “raras” o “muy enfermas”. Sin embargo ahora (menos mal!), la psicología se ha ido acercando un poco más a las personas. Ya todos hemos incluido en nuestro vocabulario conceptos psicológicos, hablamos en nuestras conversaciones de temas relacionados con el mundo de la psicología, incluso hemos leído algún libro de autoayuda y/o tenemos a alguien cercano (o nosotros mismos) que ha acudido a la consulta de algún psicólogo.

Pero claro, toda evolución conlleva costes y beneficios. Por ejemplo, es común estar hablando con cualquier amiga sobre la conducta del hijo de alguien, y rápidamente, se comente que ese niño es hiperactivo. ¿Hasta qué punto ese niño es hiperactivo o simplemente es un niño inquieto, nervioso..?. O por ejemplo cuando hablamos de alguien con un estado de ánimo cambiante y sentenciamos que es “bipolar”. ¿Patologizamos muchas conductas “normales”?, ¿Todo aquello que destaque en la personalidad de alguien tiene que ser patológico?. Éste es uno de los riesgos de que la psicología se haya convertido en algo de “andar por casa” (etiquetar, patologizar…). ¿Le vemos entonces alguna ventaja a esta evolución? Claro que sí.

Esta presencia de la psicología nos ha hecho más sensibles a detectar situaciones o posibles problemas que de otra manera dejaríamos pasar y por lo tanto se complicarían. Ahora somos capaces de despertar nuestras alarmas y por lo tanto plantearnos acudir a un profesional.

Que la psicología forme parte de nuestro día a día queda patente en la presencia que tiene actualmente en los medios de comunicación. Ahora sabemos que cuando hay una catástrofe, se dirige a la zona un equipo especializado de psicólogos para intervenir con las víctimas y ayudarlas en ese proceso; o que en los “realities”, los concursantes son seleccionados por un equipo de psicólogos y atendidos por ellos a lo largo de todo el programa; o que los deportistas de élite cuentan con la ayuda de psicólogos. Parece que allá donde vayamos, hay espacio para la psicología (al ir a sacarnos el carnet de conducir, en nuestras entrevistas de trabajo, peritos en los juicios por divorcio, en el colegio de los niños…).

La mayor ventaja que vemos nosotras a la presencia de la psicología en nuestro día a día es que antes, cuando nos sentíamos tristes, angustiados, o sentíamos que alguna faceta de nuestra vida no iba del todo bien (nos enfrentábamos a una separación, nuestro hijo iba muy mal en el colegio…), nos resignábamos y asumíamos que “la vida es así”. Ahora, sabemos que existe la figura de un profesional, el psicólogo, que está a nuestra disposición para acompañarnos en la búsqueda de soluciones y ayudarnos a vivir con la esperanza de que las cosas pueden cambiar a mejor o, por lo menos, aprendamos a vivirlas de una forma menos dañina para nosotros .

¿Qué opináis vosotros?

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